El sábado nos quitaron una
hora. Fue una putada. Supuso un rato menos de fiesta y un poco más de sueño al
día siguiente. Sin embargo, hoy ha anochecido muy tarde, y eso es bastante
guay. Ver el sol durante tantas horas seguidas es algo que sólo aprecias
después de un largo invierno, que es lo que me ha pasado a mí hoy.
Además, la hora que nos
quitaron ya nos la devolverán en noviembre. Será el mejor día del año. Veinticinco
horas, quién las pillara. Me pregunto qué haríamos si todos los días duraran un
poco más… Conociéndome, yo me las apañaría para mantenerme ocupado durante unos
noventa minutos más, así que saldría perdiendo con el cambio. Pero no me
importaría en absoluto. Podría ver el sol durante más rato y sintetizar un
montón de Vitamina D. Podría aprender un nuevo idioma en los ratos libres.
Podría intentar adecentar el blog un poco más…
Claro que también podría
decidir cualquier día de estos que dormir es de débiles, y hacer todo eso en
vulgares días de veinticuatro horas. Con un poco de café y la fuerza de la
juventud a lo mejor… Nah, no he dicho nada. Mejor que me calle antes de que
siga diciendo tonterías.
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