viernes, 20 de abril de 2012

Apostillas a 'A traducir se ha dicho'


Después de la última entrada, me he planteado hacer una lista de canciones que han triunfado a pesar del terrible hándicap de no estar en inglés ni en español para redondear mi triunfo. Pero creo que es mejor dejar las cosas como están y limitarme a criticar las que han sido traducidas al castellano para desgracia nuestra. Bueno, mejor no. Es de mis primeras entradas, no quiero crearme enemigos tan pronto.

Simplemente, el tema de la música hace que me ponga sensible y combativo al mismo tiempo. Qué se le va a hacer.

El caso es que es algo en lo que todo traductor tiene que pensar tarde o temprano. Al traducir un texto se pierden muchas cosas. La esencia de ciertas palabras, la sonoridad, algunas aliteraciones imposibles de mantener… Y eso sólo para respetar el significado. Cuando hablamos de poesía, la traducción se vuelve algo prácticamente utópico, por todas las demás dificultades que ésta conlleva.

Pero ¿qué pasa con las canciones? Hay que mantener el significado, las rimas, el número de sílabas, la sonoridad y el registro, exactamente igual que para poemas. Pero también hay que pensar en el cantante, el título y en cómo son los sonidos de un idioma respecto a otro. Pocos artistas ingleses (y extranjeros en general) superaron la prueba de cantar en condiciones un tema traducido al español, cuando antaño estaba de moda traducir todo lo mínimamente traducible. Eso, qué quieres que te diga, quita puntos de forma inevitable, lo cual es una pena. Mejor disfrutar de la esencia de un tema en el idioma original, por muy desconocido que sea.

En definitiva, en esta entrada sólo añadiré que temo el momento en que me toque traducir una canción, si es que llega. Cruzaré los dedos para que sea del italiano al español (indiscutiblemente más fácil) y para que la letra no contenga la palabra stanza (Nek, Franco Battiato, disculpadme).

Vaya, a pesar de todo ya me he hecho un par de enemigos. 

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