martes, 1 de mayo de 2012

Carita sonriente, carita triste

La ciencia está llegando un paso más lejos. Después de todos los avances, gracias a los cuales podemos mandar señales al espacio, abrir montañas y pulverizar el planeta (en caso de que quisiéramos) ahora también nos damos cuenta de que la auténtica sabiduría está más cerca de lo que parece.

Por eso, ahora hay quien estudia los pensamientos y los sentimientos de las personas. Todo muy científico, por supuesto: los pensamientos se miden en gramos y los sentimientos en longitudes de onda. Suficiente, creo que era el momento de centrarse en lo que realmente tiene importancia, que algunas investigaciones estaban perdiendo el norte.

Y yo, como buen científico que soy (que me estaba centrando demasiado en mi faceta de traductor), me subo al carro y me apunto a una iniciativa que puede parecer un tanto particular: llenar dos vasos de arroz hervido, centrar los pensamientos positivos en uno de ellos (claramente marcado con un smiley) y los negativos en el otro. Con esto, podemos comprobar el efecto que tiene sobre nuestro entorno todo lo que pensamos, decimos y hacemos: con el paso del tiempo, el vaso de arroz con la carita triste se acabará echando a perder, mientras que el otro permanecerá en un estado levemente mejor.

En teoría, debería funcionar y, efectivamente, yo ya veo un tono ligeramente más oscuro en el vaso con la carita triste.

Conclusión: lo mejor es tener pensamientos alegres, optimistas y estimulantes. Hoy es sólo un poco de arroz, pero más adelante puedes cambiar el estado de ánimo (y tal vez la vida) de otra persona. Motivo suficiente para estar contento y demostrarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario