viernes, 11 de mayo de 2012

Soñar sin lienzos, pintar sin colores



Sabía que esto pasaría. Después de haber hecho el top ten, leo un libro que habría merecido tener un puesto en él.



Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo es especial, diferente. No es la mejor historia, ni considero a Albert Espinosa el mejor escritor, pero tiene un toque casi mágico que hace que sea una lectura amena y, casi, imprescindible. De vez en cuando nos regala frases memorables (como la del título, que da nombre a uno de los capítulos) y, para terminar de ganarme, describe la Plaza Mayor de Salamanca como “hermosa. Sin duda opino que es la plaza más bella que existe”.

Es genial que un lugar en el que han transcurrido tantos buenos momentos de mi vida pase a la posteridad entre las líneas de una novela que tanto me ha gustado. Me encantaría poder describirla con la misma fuerza o incluso el mismo sentimiento. Pero lo dejaremos así, ya que sus palabras son perfectas y yo ahora no estoy en mi mejor momento.

En fin, dicen que para ser un buen traductor primero hay que ser (buen) escritor. Yo lo comparto, y hago todo lo que puedo por conseguirlo, aunque me conformaría con llegar a ser la mitad de bueno que Albert Espinosa.

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