sábado, 15 de septiembre de 2012

Antes de que hiele, de Henning Mankell


-¿Antes de que hiele o antes que hiele?
-Las dos son correctas.

(Adaptación de un fragmento del libro Antes de que hiele, de Henning Mankell)

Sí, ese fragmento me llamó especialmente la atención porque huele a adaptación de la traductora a kilómetros de distancia. Obviamente, no es lo mejor de un libro que, en cualquier caso, tampoco es nada del otro mundo. Ya sé que ha sido un éxito de ventas y que Henning Mankell es un escritor reconocido, pero no me ha convencido. Supongo que esperaba otra cosa, o incluso que tenía el listón muy alto. Me explico.

Resulta que tengo un libro cuyas sabias enseñanzas me han orientado en tiempos difíciles. Sus páginas recogen consejos y recomendaciones y cumple mi desconcertante obsesión con las listas y los tops. Se llama Los 101 libros que deberías leer; y Antes de que hiele es uno de los elegidos.

Eso siempre hace que las expectativas suban y, además, Henning Mankell llevaba mucho tiempo en mi lista personal. Es un autor sueco (¡bien!) escribe literatura policiaca (¡bien!) y centra la trama de sus novelas en distintos puntos de Suecia y de toda Escandinavia (¡bien!). Además, se le puede considerar una especie de precursor de la ‘Generación Millenium’, a la que pertenecen autores como Camilla Lackberg, Marie Jungsten, Asa Larsson, Arnaldur Indridasson o, en su papel de hombre emblemático, Stieg Larsson (que, por otro lado, es quien dio nombre al grupo).

Y aquí es cuando empieza el problema. Antes de que hiele es una historia correcta, con un desarrollo aceptable (si bien un poquitín pesado) y que plantea temas interesantes. Sin embargo, tras su lectura, me da la impresión de que Henning Mankell no tiene la facilidad narrativa de Camilla Lackberg ni el magnetismo de Stieg Larrson. No consigue la cruda intensidad de Arnaldur Indridasson y los lugares donde transcurre la acción quedan poco definidos: no opta por el clima benigno de Gotland como hace Marie Jungsten ni por unas condiciones salvajes y extremas, como Asa Larsson. Tampoco los personajes resultan demasiado atractivos, aunque tengo la impresión de que eso es un fallo de este libro en concreto, no del autor.

Tras todo lo dicho, podría parecer que la conclusión es algo así como ‘No leas Antes de que hiele si no necesitas completar una lista’. Para nada. En realidad, es una novela que puede merecer la pena y que te hará pensar. Por mi parte, yo no cierro las puertas a este hombre, y no descarto echarle el guante a alguno de sus primeros títulos. Un libro no es, ni de lejos, material suficiente para emitir un juicio (mucho menos negativo) y, como ya he dicho, creo que cualquiera de los otros títulos de la saga pueden tener puntos positivos de los que Antes de que hiele carece. Dejaré pasar una temporada y le daré una nueva oportunidad a Henning. Ya te contaré.

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