Un
famoso cine de esta nuestra ciudad tiene la sana costumbre de hacer un ciclo de
películas en versión original todos los años. Es una grandísima idea, pues
ofrece a sus sufridos habitantes la oportunidad de disfrutar de experiencias
nuevas y emocionantes.
Además,
la versión original siempre es mejor. Eso vuelve a dejar a mis queridos
traductores en mal lugar, pero es lo que pienso. Los acentos, las bromas y los
juegos de palabras son difíciles de mantener y, lo que es más importante, se
pierde la autenticidad. No estás escuchando a tu actor favorito, sino a la
persona que lo dobla. No estás experimentando lo que planeó el director, sino
una versión adaptada.
Y,
lo mejor de todo, este ciclo me sirve como excusa para ir al cine tanto como
pueda (y más barato). Encima, las películas elegidas suelen ser buenas... Ya te
contaré qué tal.
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