Me acabo de
terminar Canción de hielo y fuego: Choque
de reyes, escrito por George R. R. Martin y traducido por Cristina Macía.
Es un libro francamente espectacular, que te absorbe y te deja con ganas de más
(espero poder empezar el tercero pronto…) y que te descubre un nuevo mundo. Sin embargo, hoy no voy a hablar de la trama ni de la saga, ya lo haré a su debido tiempo. Hoy toca abordar el vacío
que te invade cuando terminas un buen libro. Ese sentimiento de que has perdido
algo irrecuperable y de que una parte de ti no volverá a ser igual; esa duda
existencial de si llegará un nuevo libro que esté a la altura, una historia que
pueda hacerte reír o soñar… Incluso de si aparecerá otro autor capaz de
mantenerte entretenido durante largas horas, noches, días…
Ahora
estoy un poco melancólico y haberme terminado esta segunda parte de Canción de hielo y fuego me ha dejado algo bajo de moral. No obstante, he tenido
suerte en una cosa: sé que encontraré un nuevo libro que llenará mi vacío,
basta con seguir avanzando en la serie. Siguiente paso: Tormenta de espadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario