Tracy
Chevalier mola (hacía mucho que no empezaba así una entrada). Vale, sólo he
leído dos de sus libros, pero está claro que tiene un estilo claro y definido y
que es capaz de crear grandes novelas. De hecho, había escrito la palabra
‘historia’, pero la he cambiado porque no son las historias lo que te engancha
a sus libros, sino su forma de escribir, la sencillez con que narra las cosas,
las distintas escenas que describe.
En El azul de la virgen van rotando las
historias de dos mujeres. Muy parecidas y a la vez muy distintas, los giros de
ambas le dan al libro un ritmo más dinámico y dos motivos independientes para
seguir pasando las páginas. De la
primera tengo que destacar que te transporta a otra época y te transmite magníficamente
lo que le ocurre. De la segunda, lo mejor es cómo describe la evolución de su vida, jugando con estereotipos y diciendo de los franceses
verdades como puños (para bien y para mal)… Y es que, independientemente de lo que diga de nuestros
queridos vecinos galos, Tracy Chevalier le da a sus libros un toque francés que
resulta exquisito y totalmente auténtico. De hecho, yo he tenido que asegurarme
un par de veces de que en realidad es americana y de que la versión original
que ella escribió está en inglés y no en francés (The Virign Blue, título que, by
the way, me parece mucho más evocador que en español, pero eso son cosas
mías).
En fin, para
terminar, simplemente te recomendaré el libro, porque no está nada mal; y
aprovecharé para prometerme públicamente a mí mismo que en algún momento de mi
vida leeré La joven de la perla, libro emblemático de Tracy Chevalier por
excelencia.
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