-Esto es papel mojado, amigo, letra
muerta
Seguro que te suena el
nombre de Juan José Millás. ¿No? Pues es muy conocido. Es uno de
los periodistas españoles con mayor renombre y, además, tampoco se
defiende nada mal como escritor.
Reconozco que yo sólo
sabía quién era gracias a las clases de Lengua Castellana de
segundo de bachillerato (qué lejos queda ya todo eso...) y me había
limitado a leer los artículos que nos traía la profesora o que
elegíamos los propios alumnos para analizar posteriormente, pero sí
que tenía ganas de profundizar en su obra. Por eso, cuando vi el
escuálido tomo de este libro en uno de los puestos que inundaban la
Plaza Mayor de Salamanca el día 23 de abril, decidí que seguramente
esta historia sería tan buena como cualquier otra y que, con toda
probabilidad, valdría los pocos euros que debía pagar por él.
Independientemente del
valor económico, sin embargo, debo admitir que fue una gran
adquisición. Papel mojado consigue enganchar desde el primer
momento (gracias a un principio tan contundente como bello) y su
nivel no disminuye en ninguna de sus siguientes 140 páginas (ya he
dicho que su tomo es escuálido: es un libro muy cortito).El
protagonista tiene es una de esas personas a las que les coges cariño
rápidamente y el final está a la altura; no daré más detalles.
Además, hacía mucho que
me apetecía leer algo así. Un libro que no quisiera soltar, que
pudiera devorar en pocos días y que me descubriera un nuevo mundo
(en este caso, la obra de Juan José Millás más allá de los
artículos que analicé cuando aún era un inocente
preuniversitario). De hecho, en cuanto pueda volveré a leer algo
suyo. Tengo un par de títulos en mente y todo el verano por delante.
Ya te contaré.
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