miércoles, 14 de agosto de 2013

El alemán

No, no voy a hablar de ningún teutón, de estos altos, rubios y vestidos de verde que pueblan las densas llanuras de Centroeuropa. Esto es un blog serio: voy a hablar del idioma.

Una vez que escuché que alguien se refería a él (al idioma) como una 'afición masoquista' (un saludo, por si estás leyendo esto). Y yo, meses después, tras intensas jornadas de estudio y algún que otro quebradero de cabeza, no puedo estar más de acuerdo.

Y es que, para empezar, el alemán es difícil. La gramática incluye la declinación de adjetivos, sustantivos y hasta artículos, así como cuatro bonitos casos. En español no tenemos de eso (desaparecieron con el tiempo, porque en latín sí que hay) y, aunque se nos pueda tachar de vagos, yo creo que en esto hemos sido prácticos: hemos permitido que nuestra lengua haya evolucionado hacia algo más sencillo, no como nuestros queridos germanoparlantes. El vocabulario es bastante distinto al del castellano y sólo vagamente similar al inglés (bueno, algo es algo). La pronunciación, si bien resulta asequible, también está a prueba de tímidos que no se atrevan a adoptar el tono brusco que a veces requiere el alemán. El orden de las frases es tan diferente al español que, no sólo puede parecer incluso absurdo, sino que es fuente de numerosos errores. Y, para colmo, tienen unas bonitas partículas con las que modifican el significado de los verbos (en la línea de los phrasal verbs ingleses) y que, para complicarnos aún más a los pobres estudiantes, van siempre al final de la frase.

Sin embargo, también es bonito y atrayente. El sonido duro y siseante tiene un aire exótico y, sobre todo, único. El vocabulario, aunque complicado, tiene una cierta lógica. Y en cuanto a las declinaciones y el orden de las frases, al final acaba por ser poco más que un juego.

Entonces, ¿se puede lograr un manejo absoluto, o al menos aceptable, del alemán (seguimos con el idioma)? Los entendidos del tema dicen que sí, y que de hecho es más fácil que el inglés o incluso el italiano. Sin embargo, supongo que yo todavía estoy muy lejos de ese nivel y tendré que conformarme con acabar las frases y cruzar los dedos para que todo lo que diga / escriba esté bien declinado y en el orden correcto... pero creo que, en cualquier caso, ha llegado el momento de darle el empujón definitivo y ver si dentro de unos meses puedo unirme a ese selecto club de eminencias que consideran el alemán pan comido.


Saludos desde Alemania.

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