Acabo de leer un par de
artículos acerca de cómo hablar en público. Supongo que no he
descubierto nada nuevo, pero sí que me ha hecho pensar en lo
importante que es para todo estudiante de Traducción e
Interpretación saber manejarse con soltura delante de una audiencia
cualquiera.
Al parecer, es un tema
que supone un lastre para los españoles en general, debido a nuestro
sistema educativo. Y es que hay que tener en cuenta, para empezar,
que los buenos oradores no nacen, se hacen. En ambos artículos se
hablaba acerca de los entresijos que tiene hablar en público y se
defiende que preparar a los estudiantes para la oratoria debería ser
obligatorio.
Y, si tan importante es
para todos en el mundo moderno, aun lo será en mayor medida para una
persona que se quiera dedicar a la interpretación. Cierto, lo
primero que se nos viene a la cabeza es un intérprete metido en una
cabina, con sus cascos y la protección que le ofrecen el cristal y
las paredes. En ese caso lo primordial es saber articular un discurso
correcto y que sea fiel al original. Sin embargo, también tenemos
que tener en cuenta que hay otra modalidad de interpretación: mi
adorada interpretación consecutiva. A la hora de enfrentarse a ella
sí que hay que tener en cuenta otras muchas cosas: postura, lenguaje
corporal, expresión facial... Incluso es importante llevar un
atuendo apropiado. Por ello, no está de más que se nos prepare para
tan ardua labor.
A grandes rasgos, se
puede concluir que la expresión oral y la capacidad de hablar en
público tienen más importancia de la que parece. Tal vez por eso en
la carrera de Traducción e Interpretación hay una asignatura
enfocada a ello, que yo cursaré este año y de la que espero sacar
el máximo provecho. Mientras tanto, me despido por escrito y voy a
comenzar con las tareas que ya nos han mandado.
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