lunes, 14 de julio de 2014

Guasapeando: segunda parte

Ya comenté hace poco que las nuevas tecnologías nos ponen en un aprieto lingüístico en diversas ocasiones. Las palabras que van surgiendo a menudo suponen una fuente de discusión cuando queremos alcanzar un acuerdo en lo que respecta a su escritura... Y, a veces, pronunciarlas correctamente es un gran reto, todo hay que decirlo.

Sin embargo, también debemos destacar la evolución que sufre el lenguaje debido a los avances tecnológicos. Con los ya obsoletos mensajes de texto (SMS, a no ser que alguien proponga 'esemese'), nuestra imaginación llegó a límites insospechados y acortamos palabras de una manera inconcebible con el fin de ahorrarnos unos cuantos céntimos. Todos lo hicimos... Y lo sufrimos. En concreto, recuerdo una ocasión en la que un amigo me preguntó cuáles eran las consonantes de 'instituto' para no usar todas las letras -yo le sugerí que pusiera 'insti'-. Tampoco olvidaré los meses que mantuve un mensaje en mi bandeja de entrada porque no fui capaz de descifrar 'StdndFilo' (estudiando filosofía). En mi defensa diré que por aquel entonces nunca había cursado esa asignatura.

Batallitas aparte, lo cierto es que este ahorro imperativo se tradujo en un acortamiento de muchas palabras y en toda una transformación del lenguaje. Tal vez es normal que el español se vaya modificando al mismo ritmo que los demás aspectos de la sociedad, pero, en cierto modo, esta nueva forma de economizar trajo consigo un desconocimiento mayor del idioma e incluso un maltrato en toda regla. ¿Para qué poner haches, si no sirven para nada y cuestan dinero? ¿O acentos, con lo que se tarda en pulsar el botoncito? ¿Y qué tiene de malo usar una equis en lugar de una che, si el receptor lo va a entender igualmente?

Fueron tiempos oscuros para el castellano. Supongo que para todos los idiomas. Por suerte, esa época duró poco y los mensajeadores maduramos al mismo tiempo que las nuevas tecnologías facilitaban la labor de escribir y, por tanto, usar todas las letras. Y no, no todo el mundo escribe con total perfección (yo tampoco, tengo que confesarlo), pero vamos avanzando.


Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario