sábado, 30 de agosto de 2014

La química secreta de los encuentros, de Marc Levy, traducido por Juan Camargo

Esta entrada es todo un reto para mí. ¿Por qué?, te preguntarás; al fin y al cabo, vas a hablar de uno de uno de tus autores recurrentes. Pues porque, por primera vez, mi crítica no será mayoritariamente positiva. Y esto es especialmente difícil si tenemos en cuenta que encima es, como ya he dicho, de un escritor con el que estaba familiarizado y que, hasta ahora, contaba con mi plena aprobación y admiración.

La química secreta de los encuentros es una historia aceptable (tirando a buena, de hecho), con un argumento correcto y capaz de enganchar... pero con un desarrollo un poco pesado. En mi humilde opinión, y tal vez debido a las altas temperaturas estivales, no cuenta con la fluidez que se podría esperar de un autor de best-sellers, ni con una cohesión perfecta. La acción, interesante y original, se ve eclipsada por frases innecesariamente raras, por cambios bruscos y desprovistos de conectores, por un vocabulario casi inadecuado.

A su favor, y en mi línea (ya sabes que las críticas negativas no son lo mío), resaltaré que es un argumento relativamente original, que introduce el factor de la memoria olfativa como parte de la trama y que conserva el encanto inglés de sus protagonistas, el exotismo de un lugar que no voy a desvelar y la autenticidad de las frases típicamente francesas (no olvidemos la procedencia de Marc Levy), que se ha mantenido también en la versión en castellano.


Del final, por supuesto, no voy a decir nada. También en mi línea...   

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