domingo, 19 de octubre de 2014

Becky en Manhatan, de Sophie Kinsella (traducido por Enrique Alda Delgado)

No era infrecuente que durante la lectura de Becky en Manhattan, “Loca por las compras” viaja a Nueva York se me escapara alguna de otra carcajada. De hecho, me visualizaba a mí mismo gritando '¡es el mejor libro del mundo!' y, por qué no, dando saltitos. No sé, supongo que el espíritu de la protagonista se apoderó de mí por momentos...

El caso es que leer algo que te haga reír siempre es positivo. Ya devoré el primer libro de la saga hace tiempo (The Secret Diary of a Shopaholic, hablé al respecto en este mi querido blog) y también lo valoré muy positivamente porque me pareció extremadamente divertido. Ahora, con este segundo tomo, me reafirmo en mi opinión.

Es un paradigma de la chick-lit, esa rama de la literatura que surgió hace no demasiados años y en la que se encuentran otros libros como El diario de Bridget Jones, al que también tengo mucho cariño. Se trata de novelas sin grandes aspiraciones literarias (o sí, pero de un modo tal vez menos habitual) y que fundamentalmente buscan entretener. Que el lector se ría. E incluso colar una sutil crítica de distintos aspectos de la sociedad en cuanto se presenta la oportunidad.

Loca por las compras, en esa línea, sigue una trama un poco absurda en algunos puntos. Tal vez incluso se puede pensar la autora ha pretendido exagerar ciertas cosas. Luego te das cuenta de que no puedes parar de reír y de que no está tan alejado de la realidad como parece y la historia gana enteros.


Sólo diré que no me hizo falta más de un fin de semana para terminarlo y que ya estoy deseando ponerle las manos encima al tercer tomo. Eso sí, por muy buena que me haya parecido la traducción de Enrique Alda Delgado (y eso que era complicado, con un lenguaje tan especializado y tantas referencias culturales), esta vez optaré por la versión original, como ya hice con The Secret Diary of a Shopaholic.

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