Después de La felicidad es un té contigo, me apetecía profundizar un poco más
en la obra de Mamen Sánchez y decidí que Agua
del limonero era una opción tan buena como cualquier otra. Es cierto que
elegí la peor semana del año para leerlo, pero eso no me impidió disfrutar del
argumento y de la prosa clara y evocativa de esta autora.
Disfruté sobre todo por dos
motivos: el primero, que había numerosas similitudes con La felicidad es un té contigo. No sé hasta qué punto era ésta la
intención de Mamen Sánchez, pero no deja de ser un punto extra para una lectura
cualquiera y casi incluso un pasatiempo. Por ejemplo, una de las protagonistas
es una mujer periodista, hay relaciones sentimentales turbulentas a lo largo de
la obra y hasta se menciona aquí también la “famosa” Calle del Alamillo. El
segundo es que, por alguna razón, me identificaba mucho con varios de los
personajes, ya fuera por su personalidad o por su trayectoria vital. Además,
parte de la acción transcurre en una ciudad por la que siento un cierto apego,
y que no voy a mencionar para no destripar un episodio de la historia.
Tengo que decir que, a pesar de
las similitudes que ya he comentado, el estilo distinto con que Mamen Sánchez
aborda este libro es sorprendente. Lejos de la trama desenfadada y del
delicioso humor de La felicidad es un té
contigo, aquí encontramos frases románticas, poéticas y dramáticas, que
describen la acción con gran intensidad y que permiten al lector sumergirse un
poco más en cada una de las ciudades en las que transcurren las vidas de los
personajes. Además, las definiciones son geniales por su precisión y tan
evocadoras que a veces incluso se llega a percibir el olor dulce y ácido del Agua del limonero…
La verdad es que tengo la
impresión de que en esta entrada me he limitado a hacer una comparación, y ya se sabe que las
comparaciones son odiosas. Supongo que era inevitable cuando el recuerdo está
tan fresco, pero tampoco quiero que te hagas una idea equivocada: Agua del limonero es una gran novela,
llena de sorprendentes giros y, como ya he dicho, excelentes descripciones, con
la que disfrutarás si te animas a leerlo independientemente de si has leído previamente La felicidad es un té contigo. Yo te lo recomiendo, y prometo que,
cuando lea otro libro de Mamen Sánchez (que lo haré) y publique la entrada
correspondiente, evitaré las comparaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario