miércoles, 16 de septiembre de 2015

Reflexión sobre... mis propias entradas

Hoy más que una entrada en condiciones me limitaré a compartir con los potenciales incautos que visiten este mi querido blog una breve reflexión. Es poca cosa, pero ya va siendo hora de que actualice con algo, sea lo que sea: no voy a echar por tierra dos propósitos en tan poco tiempo...

Resulta que hace poco me plantearon una cuestión interesante: ¿no es un contrasentido que, con lo poco que me gusta leer sinopsis me dedique a publicar por aquí reseñas de libros? Si es que a lo que escribo se le puede llamar reseña, claro.

No puedo negar que detrás de esta pregunta no haya un planteamiento razonable. Al fin y al cabo, una sinopsis y una reseña pueden llegar a tener muchas cosas en común. Sin embargo, tengo que decir algo en mi defensa: lo que detesto es que se me desvele información que puedo ir descubriendo en el libro (spoilers, como lo llaman ahora). En mis reseñas, por otro lado, intento que esa información sea mínima, poco relevante o, por lo menos, esté presente en las primeras páginas del libro (de esta forma parece que el spoiler está incluso justificado). Normalmente, de hecho, tan sólo expreso mi opinión -y sólo si es buena- y explico cómo acabó el libro en cuestión en mis manos.

Así pues, creo que durante una temporada seguiré manifestando mi odio hacia las sinopsis de las contracubiertas y, con un poco de suerte, seguiré publicando entradas periódicas en las que destripe los aspectos superficiales de los libros que voy devorando.

De hecho, ya tengo una en el horno. Pronto la podrás leer.

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