jueves, 26 de noviembre de 2015

Bienvenidos al mundo laboral



Queridos lectores (soy lo suficientemente optimista como para pensar en plural), creo que ha llegado el momento de anunciar algo. Después de haber narrado algunos de los capítulos más relevantes de la carrera de Traducción e Interpretación (ver aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y... aquí) y de haberme lamentado públicamente del vacío al que uno se ve lanzado una vez termina la universidad, tengo que hacer una declaración: desde agosto trabajo como gestor de proyectos en una agencia de traducción.

Pues sí, tuve la suerte de encontrar un trabajo en este reducido nicho apenas un par de semanas después de tener el título bajo el brazo (en algún momento explicaré cómo fue la búsqueda). Ahora empiezo a dominar mis diferentes labores y creo que ha llegado el momento de hablar al respecto, porque además habrá personas a quienes les puede resultar de utilidad saber algunos de los entresijos de este tipo de puesto.

Como buen optimista que soy, empezaré por lo bueno: tengo un horario (y un sueldo) fijo, estoy en contacto con traductores, revisores y clientes, uso todos mis idiomas de trabajo (y algún otro, llegado el caso) y adquiero experiencia de cara al futuro. Además, he aprendido desde la comodidad de mi silla cómo funciona el mundo del traductor autónomo y he diversificado mis campos de especialidad, que ahora incluyen el uso de programas de gestión o el trato con los ya mencionados traductores  o clientes.

Por otro lado, también hay aspectos negativos: el horario de oficina apenas deja tiempo para nada más, el trabajo de gestión a veces resulta un poco tedioso y la traducción se ve relegada a un segundo plano… Por no hablar de la interpretación.

Evidentemente, todo trabajo tiene aspectos positivos y negativos, y somos nosotros quienes debemos valorar si una cosa compensa la otra. Por eso he querido exponer aquí, brevemente, las ventajas y los inconvenientes más evidentes del trabajo como gestor de proyectos en una agencia, con la esperanza de que a alguien le sirvan de algo. Y más adelante explicaré cómo acabé ahí y por qué…

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