La mayoría de las
historias, como nos explicaban cuando éramos pequeños, tiene una introducción,
un nudo y un desenlace. Si están bien escritas y siguen una trama interesante,
pueden ser capaces de atraparte y de hacer que pases una página tras otra hasta
llegar a la última y el consiguiente sentimiento de vacío, que sólo otro libro
puede llenar.
No puedo decir que Los almendros en flor siga una trama
interesante y, de hecho, ni siquiera pertenece a la tipificada estructura de
introducción-nudo-desenlace. Sin embargo, sí que es uno de esos libros que te
enganchan de forma inexplicable y, lo más importante, que te hacen disfrutar.
Chris Stewart es un escritor
excelente (siempre en mi modesta opinión). Irradia optimismo en cada una de sus
palabras y consigue ver el lado positivo, e incluso cómico, de cualquier tipo
de situación. Además, su trayectoria vital es increíblemente interesante y su
postura ante la vida es tan positiva y optimista como el tono que imprime a sus
anécdotas.
Es cierto que Los almendros en flor no sigue un hilo y
eso en ocasiones se echa en falta. También es cierto que ya no tiene la
frescura que descubrí en Entre limones,
su primer libro. Además, se hace raro leer una traducción de un libro que
transcurre en Granada, pero éstas son las únicas pegas que le he podido
encontrar, pues es una lectura amena y divertida, que ha conseguido arrancarme
más de una carcajada (algunas de ellas, en medio de un vagón de metro lleno de
gente) y que está a la altura de lo que cabía esperar de este gran autor.
Además, buscando
información sobre Chris Stewart he visto que este mismo año se ha publicado en
España un nuevo libro suyo. Siempre intento esperar unos meses entre dos libros
del mismo autor, pero no lo dejaré escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario