jueves, 16 de febrero de 2017

He dejado de ser un rebelde



En las últimas semanas he experimentado un pequeño mazazo que me ha costado asumir. Ha sido duro, pero en el fondo todos sabíamos que el momento iba a llegar. No, por suerte no ha ocurrido ninguna desgracia en mi familia ni mi vida ha sufrido ningún altibajo personal, emocional, laboral ni de ningún tipo. Lo que ha sucedido es que me he dado cuenta de que tengo que dejar de poner la tilde diacrítica en «sólo» y los pronombres demostrativos en todos los casos.

Como digo, ha sido duro. Considero que esos acentos pueden llegar a ser necesarios y hasta me atrevería a decir que la RAE se equivoca al desaconsejarlos. Sin embargo, si los traductores, redactores y profesionales varios de la lengua deben acatar esa norma, creo que yo también debo pasar por el aro. De hecho, ya dije en su momento que no los acentuaba si mi sustento dependía de ello y que solo lo hacía en textos “de uso personal”… Pero eso era muy lioso y al final a veces se me escapaban tildes que no debería haber o escribía en la misma frase una palabra acentuada y otra sin acentuar.

Por todo ello, creo que lo mejor es que diga adiós a esas tildes y me acostumbre a vivir sin ellas. Insisto, puede ser duro, pero es lo mejor para todos.

En fin, amigas, os echaré de menos.

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