En las últimas semanas he
experimentado un pequeño mazazo que me ha costado asumir. Ha sido duro, pero en
el fondo todos sabíamos que el momento iba a llegar. No, por suerte no ha
ocurrido ninguna desgracia en mi familia ni mi vida ha sufrido ningún altibajo
personal, emocional, laboral ni de ningún tipo. Lo que ha sucedido es que me he
dado cuenta de que tengo que dejar de poner la tilde diacrítica en «sólo» y los
pronombres demostrativos en todos los casos.
Como digo, ha sido duro. Considero
que esos acentos pueden llegar a ser necesarios y hasta me atrevería a decir
que la RAE se equivoca al desaconsejarlos. Sin embargo, si los traductores,
redactores y profesionales varios de la lengua deben acatar esa norma, creo que
yo también debo pasar por el aro. De hecho, ya dije en su momento que no los
acentuaba si mi sustento dependía de ello y que solo lo hacía en textos “de uso
personal”… Pero eso era muy lioso y al final a veces se me escapaban tildes que
no debería haber o escribía en la misma frase una palabra acentuada y otra sin
acentuar.
Por todo ello, creo que lo mejor
es que diga adiós a esas tildes y me acostumbre a vivir sin ellas. Insisto,
puede ser duro, pero es lo mejor para todos.
En fin, amigas, os echaré de
menos.
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